Negocio

Lamentablemente, la propuesta de la Comisión Europea y la posición del Parlamento Europeo darían lugar a una alteración en el mercado que repercutiría en la experiencia de sus clientes, lo que implicaría menos ingresos para su empresa.

Aunque parezca ser un enfoque rentable para las empresas, la eficiencia y el coste que implica para los clientes se traducirán en ingresos menores para las empresas.

El lí¬mite superior a la tasa de intercambio de la CE se centra en las necesidades de los minoristas e ignora la de los consumidores, lo que perjudica a ambas partes.

El aumento de la eficiencia y la transparencia de los pagos electrónicos aumentan el poder adquisitivo de los consumidores, lo que a su vez mejora y fomenta la economí¬a digital. Todos ganan.

Los comercios reciben atractivos beneficios por aceptar tarjetas, el más importante de todos: el incremento de ventas.

En caso de impago por parte del consumidor todo el riesgo es asumido por los emisores de las tarjetas, sin originar coste alguno para el minorista. El valor de esta "garantía de pago" excede el coste de intercambio.

Las tarjetas comerciales (crédito) proporcionan un beneficio neto de 9300 millones de euros en el marco UE-Reino Unido y Alemania, lo que supone el 34 % de los beneficios totales netos al ser las más usadas en toda la UE.

Este límite superior a la tasa de intercambio tiene el potencial de reducir la disponibilidad de crédito en un total de 372 millones de euros para las pequeñas y medianas empresas y comercios de toda Europa. Reducir la disponibilidad de crédito también implica que los usuarios de tarjetas de crédito, clientes de pequeñas y medianas empresas, tengan menos dinero disponible para gastar.

¿Puede permitirse su negocio el lujo de subsidiar miles de millones de ganancias para los grandes minoristas? Los grandes minoristas están presionando a la UE para imponer un lí¬mite superior a la tasa de intercambio a expensas de los consumidores y los pequeños comercios. El límite de intercambio codiciado por los grandes minoristas elevará las tasas, limitará el acceso y reducirá los beneficios (como las recompensas), a su costa y a la de los pequeños comercios.

Muchas pequeñas y medianas empresas aceptan tarjetas, al igual que los minoristas, ya que simplifican el proceso de compra de inventario y suministros al reemplazar las tradicionales órdenes de compra y talonarios. Si bien este hecho puede parecer un beneficio relativamente pequeño, puede ser vital para la gestión de los flujos de caja de pequeños minoristas. En la UE, los impagos y retrasos en el pago suponen un coste para las pequeñas y medianas empresas de 350 000 millones de euros. En el Reino Unido se le deben a las pequeñas y medianas empresas un total de 36 400 millones de libras, un 35 % de ellas afirman que con una deuda de solo 20 000 ya se verían obligadas a dejar el negocio. Suponiendo que el valor medio de las transacciones continuara siendo el mismo, una reducción del 40 % en el volumen total de tarjetas reducirí¬a el beneficio neto de los comercios en 1000 millones de euros, incluso con las tasas de descuento reducidas, lo que hace aún más difí¬cil justificar el coste de aceptar tarjetas de crédito que quieren imponer los minoristas.

Suponiendo que el valor medio de las transacciones continuara siendo el mismo, una reducción del 40 % en el volumen total de tarjetas reducirí¬a el beneficio neto de los comercios en 1000 millones de euros, incluso con las tasas de descuento reducidas, lo que hace aún más difí¬cil justificar el coste de aceptar tarjetas de crédito que quieren imponer los minoristas.

Los grandes minoristas tienen poder para negociar la reducción total del coste de la tasa regulatoria de intercambio, no es el caso de las pymes. Esto sitúa a los pequeños comercios en desventaja.

Con la disminución del volumen de préstamos bancarios (en el Reino Unido han ido disminuyendo a un ritmo del 4 % anual a partir de 2010, por ejemplo), las tarjetas comerciales son una forma clave de crédito rápido para las pequeñas y medianas empresas. En el Reino Unido hasta un 55 % de ellas ya confí¬an en las tarjetas de crédito comerciales.

Reducción del crédito en 372 millones de euros para pequeñas y medianas empresas en toda Europa.

Reducir la disponibilidad de crédito también implica que los usuarios de tarjetas de crédito, clientes de pequeñas y medianas empresas, tengan menos crédito disponible para gastar.

En la UE, los impagos y retrasos en el pago suponen un coste para las pequeñas y medianas empresas de 350 000 millones de euros. En el Reino Unido se le deben a las pequeñas y medianas empresas un total de 36 400 millones de libras, un 35 % de ellas afirman que con una deuda de solo 20 000 ya se verían obligadas a dejar el negocio.

Los minoristas se benefician de la utilización de tarjetas de crédito en muchos sentidos: mayores ventas, menores costes de transporte y protección del efectivo, menos pérdidas derivadas del uso de efectivo, gestión de ingresos más eficiente y una garantía de que van a recibir el pago.

Las tarjetas son mejores que el efectivo, tanto para los consumidores como para los empresarios. Eliminan las complicaciones de hacer negocios juntos.

Los sistemas de pago electrónico ayudan a las pequeñas empresas a competir en igualdad de condiciones contra competidores de todos los tamaños.

Los grandes minoristas están presionando a la UE para imponer un lí-mite superior a la tasa de intercambio a expensas de los consumidores y los pequeños comercios.

Son la clave para aumentar los beneficios, mejorar los flujos de caja y racionalizar la contabilidad.

Los pagos electrónicos conforman una red robusta y bien gestionada que asegura la facilidad, precisión y trazabilidad de las transacciones de clientes y minoristas.

¿Puede permitirse su negocio el lujo de subsidiar miles de millones de ganancias para los grandes minoristas?

Los lí¬mites a las tasas de intercambio ya se han aplicado en algunos países y los efectos negativos son abrumadores: En Australia, por ejemplo, los consumidores ahora pagan un 50 % más por sus tarjetas. Los pequeños comercios australianos pagan en la actualidad hasta diez veces más que los grandes minoristas por aceptar pagos con tarjeta. Las tarifas para las tarjetas de crédito estándar cuadripartitas aumentaron un 22 % entre 2001 y 2004, mientras que las tasas anuales de tarjetas de recompensas se incrementaron en un 47 %-77 %. Como resultado, los usuarios de tarjetas en Australia están pagando ahora aproximadamente 480 millones de dólares (australianos) más al año en tasas adicionales para tarjetas de crédito. Mientras tanto, el valor de los puntos de recompensa para tarjetas cuadripartitas se ha reducido en aproximadamente un 23 %. El lí¬mite superior de intercambio también ha supuesto unos beneficios aproximados de 850 millones de dólares australianos para los minoristas, pero aún tienen que demostrar que este ahorro se haya trasladado a los consumidores finales. De media, los recargos sobre usuarios de tarjetas de crédito cuadripartitas han superado a los aplicados a minoristas. En 2002, el Banco de la Reserva de Australia redujo las tasas de intercambio en un 50 %, lo que para los minoristas supuso un ahorro 850 millones de dólares australianos anuales. Lamentablemente, dicha reducción conllevó para los consumidores un gasto adicional de unos 500 millones de dólares, necesarios para cubrir el déficit de la caída de beneficios. Esto se ha traducido en un 22 % más en las tasas anuales de tarjetas de crédito estándar y el 77 % más por las tarjetas de recompensa. De media, los recargos sobre los usuarios de tarjetas cuadripartitas han superado el recargo medio sobre minoristas.

Si la UE decide fijar las tasas de intercambio, se puede anticipar la imposición de un importe mí¬nimo de compra, la exclusiva aceptación de efectivo o la aplicación de una tasa por pagar con tarjeta, lo cual conduce en cualquier caso a pérdidas de beneficio.

Los pagos electrónicos le dan el control del destino de su negocio, la liberación de tareas y procesos innecesarios, la seguridad de un sistema simple y bien gestionado de pagos seguros y tiempo para concentrarse únicamente en lo que le apasiona del trabajo proporcionándole los medios necesarios para disfrutar también de la vida fuera de la oficina.

En Australia, el límite a la tasa de intercambio redujo los incentivos para que nuevos operadores entraran en la industria e hizo aún más difí¬cil que los pequeños empresarios pudieran competir.

En España se han implantado límites superiores a las tasas de intercambio, como resultado, ha habido un aumento del 50 % en las tasas anuales de tarjetas cuadripartitas estándar, lo que ha supuesto un coste total para los consumidores de 2350 millones de euros en un perí¬odo de 5 años. El gasto medio por operación con tarjeta cuadripartita estándar descendió de 52,1 euros en 2005 a 44,3 en 2010, mientras que el promedio de las operaciones en cajeros automáticos ascendió de 91,2 a 117,2 euros. Una reducción en 2005 del 60 % en la tasa de intercambio resultó en un aumento del 50 % en las comisiones por tarjeta. Los minoristas españoles han obtenido una reducción de 2749 millones de euros por los lí¬mites a la tasa de intercambio en este periodo de 5 años y no hay evidencia de que ni siquiera una parte de este ahorro se haya transmitido a los consumidores, bien mediante reducciones de precio o bien mediante mejoras en los servicios prestados.

En Estados Unidos, donde se llevó a cabo la limitación de la tasa de intercambio, muchas cuentas bancarias sin coste, o de bajo coste, fueron eliminadas. Ahora los consumidores pagan cuotas mayores por los servicios de cuentas de depósito básicas. En Estados Unidos, la legislación del 2010 implementó una reducción en las tasas de intercambio de casi el 50 %, el ahorro de los minoristas se estimó en 8000 millones de dólares al año, sin embargo, los consumidores se vieron obligados a pagar más por los mismos productos, a abonar cargos más altos por servicios bancarios tradicionales y a disfrutar de menos recompensas.

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Juntos podemos reformar esta ley propuesta, pero necesitamos su ayuda. Pronúnciese para proteger su seguridad financiera y su cartera. ¡La UE actuará al respecto antes de que termine el año, así que tome medidas ahora!

Firme la petición y enviaremos una carta en su nombre diciéndole a la UE y a su gobierno que no aprueben normativas perjudiciales... porque su tarjeta le importa.

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